La revista «Cuadernos de Periodistas», que edita la Asociación de la Prensa de Madrid y la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, me pide un artículo sobre la libertad de prensa en Italia, un tema muy de actualidad en los últimos meses. Este es el texto:
SILVIO BERLUSCONI INTENTA EL CONTROL TOTAL DE LA INFORMACIÓN .
Silvio Berlusconi sueña con una información que lo trate como “L’Osservatore Romano” hace con el Papa. Todos los discursos, las homilías y las audiencias del Pontífice son recogidos fielmente por el órgano oficial de la Santa Sede, con trato reverencial y nunca crítico. Ese es el modelo que le gustaría a Berlusconi, según comenta Eugenio Scalfari, fundador del diario La Repubblica, bestia negra del primer ministro italiano.
El propio Berlusconi no se anda con rodeos sobre sus intenciones. Delante de las cámaras de la RAI define inaceptable que la televisión pública pueda criticar al Gobierno. En rueda de prensa anuncia que responderá solamente a las preguntas que sean de su agrado y se refieran a realizaciones de su Gobierno. A quien lo critica, Berlusconi lo define antiitaliano, identificando en su persona lo patriótico y lo italiano, hasta el punto de gritar “¡Viva Italia! ¡Viva Berlusconi!” al término de una declaración en la que descalificó a periodistas y jueces, y trató con desprecio al presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, cuando Tribunal Constitucional anunció, el pasado 7 de octubre, que consideraba ilegítimo, y por tanto, inconstitucional, la ley de inmunidad conocida como Laudo Alfano que ha mantenido paralizados cuatro procesos contra el primer ministro.
En esos días de tensión, Berlusconi habló de complot contra él y reiteró sus ataques a la prensa extranjera, porque, en su opinión, tiene una percepción “contraria a la realidad” de la situación actual en Italia, “porque se relaciona sólo con periódicos de izquierdas italianos”.
Para Silvio Berlusconi, esos periódicos de izquierda son fundamentalmente dos: La Reppublica y L´Unità. En una reunión con empresarios, les pidió que se rebelaran contra el primero, porque “me desacredita a mí y a los productos italianos”. El mensaje era claro. Berlusconi estaba pidiendo que no se financie con publicidad a los periódicos que no se atienen a sus normas.
Diez preguntas a Berlusconi
La Reppublica es “culpable” de haberle formulado diez preguntas, que Berlusconi se niega a responder desde el mes de junio, poco después de que estallara el escándalo por sus relaciones con prostitutas y menores. Éstas son las diez preguntas:
1.¿Cuándo ha conocido a Noemi Letizia? ¿Cuántas veces la ha encontrado y dónde? ¿Ha frecuentado y frecuenta otras menores?
2. ¿Cuál es la razón que le ha obligado a no decir la verdad por dos meses ofreciendo cuatro versiones diversas sobre su relación con Noemi?
3. ¿ No le parece grave el haber recompensado con candidaturas a elecciones políticas y promesas de responsabilidad a chicas que le llamaban “papi”?
4. Usted ha pasado con una prostituta la noche del 4 de noviembre del 2008 y son decenas las “jóvenes de compañía”, según las investigaciones, conducidas a sus residencias. ¿Sabía que eran prostitutas?
5. ¿Ha sucedido que “vuelos de estado”, sin su presencia a bordo, hayan transportado a sus residencias las huéspedes de sus festines?
6. ¿Se puede decir con certeza que sus contactos no han comprometido asuntos de Estado? ¿Puede asegurar al país que ninguna mujer, que haya sido su huésped, tiene en su mano el arma del chantaje?
7. Su conducta está en contradicción con sus políticas: ¿Usted podría hoy participar todavía en el “Family Day” o firmar una ley que castigue el cliente de una prostituta?
8. ¿Vd. considera posible todavía presentar su candidatura a la presidencia de la República?
Y si lo excluye, ¿considera posible cumplir con las funciones de Primer Ministro?
9. Vd. ha hablado de un proyecto subversivo que lo amenaza. ¿Puede garantizar el no haber usado ni querer usar servicios secretos y policías contra testigos, magistrados, periodistas?
10. A la luz de cuanto ha salido a la luz en estos dos meses, ¿cuáles son, señor presidente, sus condiciones de salud?

Berlusconi y su mujer Verónica Lario, que ha pedido el divorcio.
Estas diez preguntas se originaron a raíz de una declaración de la mujer de Berlusconi, Verónica Lario, a la agencia Ansa, en la que anunciaba su intención de divorciarse, tras conocer que su marido había asistido a la fiesta de cumpleaños de Noemi Letizia. Tras calificar de “basura sin pudor” la pretensión de Berlusconi de recurrir a misses y a jóvenes, cuyo único mérito era poco más que la belleza, para presentarlas como candidatas a diputadas al Parlamento Europeo y renovar la clase política, Veronica Lario concluía así su duro ataque al marido: “No puedo permanecer con un hombre que frecuenta a menores”.

Noemi Letizia con foto dedicada de berlusconi, al que llama "Papi"
Solo seis meses después, Silvio Berlusconi responde a algunas de esas preguntas en un libro de un periodista fiel, siempre servicial, Bruno Vespa, presentador del programa “Porta a Porta” de la RAI y colaborador de su revista “Panorama”. Para que todo quede en casa, el libro, a la venta desde el 7 de noviembre, lo publica la editorial de su propiedad, Mondadori.

Berlusconi con el periodista Bruno Vespa, director de "Porta a Porta"
Las respuestas de Silvio Berlusconi, sin citar las preguntas del diario La Repubblica, son evasivas y siempre exculpatorias. Así, sobre Noemi Letizia, afirma que nunca ha mantenido “relaciones con esa señorita. Son solo calumnias”.
El diario La Repubblica subraya que en las respuestas de Berlusconi hay mentiras, contradicciones y silencios, y llegan con muchísimo retraso, lo que es también muy significativo. Su director Ezio Mauro afirma en un editorial que “se ha demostrado que las preguntas eran necesarias y legítimas, pero queda una última inevitable cuestión: señor presidente: ¿cuál es la razón que sobre estas cuestiones le impide decir realmente la verdad a sus ciudadanos?”
La oposición de centro izquierda tampoco se dió por satisfecha con esas respuestas y pidió a coro que Silvio Berlusconi acuda para hablar de ello al parlamento. No lo hará, porque Berlusconi prefiere la política espectáculo. Pero, en cualquier caso, la constancia de La Repubblica y la lucha por la libertad de prensa demuestra que ésta no es un lujo ni un capricho, sino una conquista de una sociedad democrática. La libertad de prensa, como deseo de conocer la verdad, no puede ser sustituida o cambiada con las tentaciones del dinero y del poder. En definitiva, las respuestas de Berlusconi a las preguntas de La Repubblica son incompletas, pero representan una victoria de la información libre frente al hombre más rico y poderoso de Italia.
Querella contra periódicos
Silvio Berlusconi se ha querellado contra Repubblica y L’Unità, pretendiendo que un juez calle a esos dos periódicos de izquierda, a los que el hombre más rico de Italia ha pedido una indemnización de tres millones de euros. Berlusconi ha interpuesto también demandas contra el diario “El País” por la publicación de fotografías sobre una de sus fiestas en su villa de Cerdeña y contra el semanario francés “Le Nouvel Observateur”, por una información sobre una supuesta infiltración de la mafia rusa en el Gobierno de Italia.
Cuando el escándalo de las prostitutas y jóvenes “velinas” llenaba todavía páginas de la prensa italiana e internacional, el corresponsal de El País en Roma, Miguel Mora, le preguntó, el pasado 10 de septiembre, tras pactar la cuestión con el resto de los periodistas españoles, si pensaba dimitir. Berlusconi, que ofrecía junto al presidente José Luis Rodríguez Zapatero una rueda de prensa en la Magdalena (Cerdeña) le respondió en tono intimidatorio: “ Podría añadir muchas cosas sobre lo que escribe su periódico, pero deben ustedes abrir los ojos y no ser facciosos. Los periódicos están perdiendo tirada y publicidad y se arriesgan a la quiebra empresarial. “EL PAÍS” sabe mucho de eso”. En realidad, el acto que cerraba la cumbre hispano-italiana no fue una rueda de prensa, sino un espectáculo de Berlusconi. En una respuesta que duró una decena de minutos, Berlusconi afirmó que nunca pagó a una prostituta y que era el mejor primer ministro en los 150 años de historia de Italia. Se mostró además como víctima: “He interpuesto causas contra la libertad de prensa (sic), para tratar de poner fin a la libertad de calumnia y a la desinformación. Muchos periódicos citan frases mías que no he pronunciado y eso demuestra que la realidad de los periódicos es distinta de la de los políticos. ¡Pobre Italia con esta información!”.
Intimidación a directores, políticos y a la Iglesia

Manifestación en Roma por la libertad de prensa.
Las intimidaciones y los ataques de Silvio Berlusconi a la libertad de información se han ido incrementando desde su llegada al poder. Quien se atreve a protestar o criticar al Gobierno corre el riesgo del descrédito. Es lo que le pasó a Dino Boffo, director del periódico de la Conferencia Episcopal italiana, Avvenire. Boffo se vió obligado a dimitir por su presunta homosexualidad tras los ataques de Il Giornale, el periódico de la familia Berlusconi. Pagaba así por sus críticas, aunque moderadas, sobre el comportamiento privado del primer ministro. Además de lograr la cabeza del director del influyente periódico, Berlusconi enviaba una advertencia a la Iglesia, para que se abstuviera de dar juicios de valor sobre sus escándalos, y a los directores de periódicos para que no pusieran sus antenas en dirección hacia los asuntos turbios del primer ministro. Poco después, de nuevo su periódico Il Giornale lanzaba otra advertencia contra el presidente del Congreso de los diputados, Gianfranco Fini, por haberse mostrado distante y crítico con Berlusconi. En tono amenazante el director del Giornale, Vittorio Feltri le recordaba a Fini que su nombre podía estar implicado en un informe del pasado, dando a entender que aparecían explícitas alusiones sexuales.
Su afán por controlar los medios informativos se debe a que Berlusconi ha llevado el debate político no al Parlamento, sino a la prensa y sobre todo a la televisión, convertidos en verdadero campo de batalla. Para Berlusconi, que se desayuna todos los días con una encuesta y gobierna a golpe de los números de esos sondeos, los datos de las audiencias son fundamentales. En la campaña electoral para las elecciones europeas del 9 de junio, el 69’3 por ciento de los electores se informó y eligió a quién votar por medio de las noticias y comentarios de los telediarios, según un estudio del Centro de Estudios de Políticas Sociales.
Control de la televisión y prensa
Berlusconi no se conforma con controlar todo el universo televisivo italiano, los seis canales más importantes: tres de la RAI (televisión pública ) y otros tres de Mediaset, grupo del que es propietario. Su presencia en la televisión es fija, como si fuera de plantilla. Aparece como un hombre solo contra todos, o al menos así actúa, fundamentalmente por tres motivos: En primer lugar, el escándalo sexual en el que se ha visto envuelto lo ha irritado más que las polémicas por su grave conflicto de intereses y le ha hecho bajar en popularidad ; en segundo lugar, en su mayoría de gobierno hay divisiones y rivalidades políticas, personales y territoriales. Gianfranco Fini, por ejemplo, le disputa el liderazgo de la derecha; y finalmente, la oposición política de centro-izquierda está dividida y sin fuerte liderazgo. Así las cosas, la única verdadera oposición que preocupa a Berlusconi es la que le puede venir de los pocos medios que lo critican e indagan en su vida pública y privada, dos niveles que en su caso vienen a ser lo mismo porque en su actividad todo se mezcla.
Una de las mayores anomalías del sistema de información en Italia se centra en la televisión pública. Berlusconi considera la RAI como su casa. Por eso le indigna que el programa Annozero emita una entrevista con la prostituta que pasó una noche en su residencia romana, Patrizia D’Addario, que apareció en la RAI solo meses después de comparecer en varias televisiones europeas.

Patricia D'Addario, al prostituta que pasó una noche con Berlusconi en su residencia romana
El programa fue definido como una “porquería, infame y vergonzoso” por el ministro de la Actividad Productiva, Claudio Scajola, quien, por mandato de Berlusconi decidió abrir una investigación sobre el programa, en lugar de ocuparse, y tarea no debería faltarle, del desarrollo económico italiano como le exige su cartera ministerial. Tal medida supone marginar incluso a la dirección general de la RAI, su consejo de administración y de la comisión parlamentaria de Vigilancia.
La extraordinaria anomalía que representa su conflicto de intereses ha llevado a Berlusconi ha atacar el canon de la RAI, la tasa anual de poco más de 100 euros que paga quien tiene un televisor. Silvio Berlusconi advirtió que en la actualidad no lo abona el 35 por 100 de los italianos, cifra que puede subir al 50 por 100 a final de año. Además, Il Giornale y otro periódico próximo, Libero, han hecho campaña para incitar a no pagar el canon. Se trata de algo insólito, que roza lo ilegal, porque el canon es un impuesto y evadirlo es un delito. Obviamente, a Berlusconi le interesa una televisión pública débil, sin recursos, porque así puede afrontar con ventaja la batalla de las audiencias.

Manifestación por libertad de prensa.
La mordaza, directa o indirecta, también la puede ejercer sobre la prensa. En efecto, la financiación pública a los periódicos cuesta al ciudadano italiano casi mil millones de euros al año, un tema polémico con dos bandos: De una parte los que defienden esa lluvia de dinero público porque así se tutela el pluralismo de la información; de otra, los que critican el derroche del dinero público que, a veces, financia incluso periódicos fantasma. De ese dinero público se benefician tanto los mayores periódicos italianos (grupo “Corriere della Sera” con una subvención de 23 millones,” Repubblica” –16 millones– e ” Il Sole” –19 millones-), como los más pequeños, o cotidianos de izquierda como “Il Manifesto” (4,4 millones de euros) o “L’Unità” (9 millones).
Quienes consideran que en Italia existe un alto índice de libertad de prensa y que los medios no están amordazados, ponen como ejemplo la subvención a los periódicos de izquierda, muy críticos desde su nacimiento con el Estado y el Gobierno. Pero no hay duda de que en el fondo subyace el tema de la independencia, que es la base para que pueda haber instituciones de control que en democracia son absolutamente necesarios.
Francia es el único país europeo que se da financiación pública, desembolsando 250 millones de euros, pero solamente a los periódicos de partido o con poca publicidad.
Índice de libertad de prensa: Italia cae en picado
Las señales preocupantes sobre la libertad de prensa y el pluralismo han llevado incluso al presidente de la República, Giorgio Napolitano, a pedir que la televisión, especialmente la pública, tenga en cuenta el “insustituible valor del pluralismo”.
La misma preocupación han expresado instituciones internacionales. Así, la Osce (Organización para Seguridad y Cooperación Europea) ha pedido a Berlusconi que retire sus denuncias por difamación contra Repubblica y L’Unità. Igualmente, la organización Reporteros Sin Fronteras, por medio de su secretario general Jean-François Julliard, ha advertido a Silvio Berlusconi de que está a punto de integrar su lista de “Depredadores de la Libertad de Prensa” por sus “ataques” y demandas contra medios de comunicación. “Sería la primera vez –añadió Julliard- que lo hiciera un líder europeo”.
A la hora de valorar el índice de libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras deja malparada a Italia, que retrocede 5 posiciones en la última clasificación y se sitúa en el puesto 49, lo que supone la peor puntuación entre los seis países fundadores de la Unión Europea. Este retroceso se explica por las presiones de Berlusconi sobre los medios de comunicación, los ataques de la criminalidad organizada contra los periodistas y por el proyecto de ley Alfano, como se denomina un texto muy polémico que prevé penas de cárcel para los periodistas que osen publicar el contenido de interceptaciones telefónicas, como las que salieron de Berlusconi, unas relacionadas con su último escándalo de prostitutas y otras en las que recomendaba una amiga a un alto responsable de la RAI, la radiotelevisión pública italiana.

Roberto Saviano, autor de Gomorra, amenazado por la camorra.
“En tres años, 200 periodistas intimidados y amenazados”
Hay otros aspectos que agravan aún más lo que algunos llaman anomalía italiana y que convierten a este país en más frágil que otras democracias europeas. Lo cuenta así el escritor Roberto Saviano, condenado a muerte por la camorra por contar sus negocios en el libro Gomorra y que hoy se encuentra bajo fuerte protección policial: “En 2003, John Kerry, entonces candidato a la Casa Blanca, presentó en el Congreso un documento con el título de The New War, donde se indicaba a las tres mafias italianas como tres de los cinco elementos que condicionan el libre mercado mundial, cuantificando en 110 millardos de dólares al año la montaña de dinero que reciclan las mafias en Europa. Italia es el segundo país del mundo en hombres bajo protección, después de Colombia. Y en Europa ostenta un récord absoluto: en los últimos tres años ha habido unos 200 periodistas intimidados y amenazados por sus artículos, muchos de los cuales han acabado bajo protección. La escolta concedida a quien trabaja en el terreno de la información se da precisamente en nombre del principio de la libertada de expresión y de la libertad de prensa. Comparto el destino de estas personas en gran parte desconocidas o ignoradas por la opinión pública, viviendo la condición de quien se encuentra físicamente amenazado por aquello que ha escrito. Y comparto con ellos la experiencia de quien sabe lo peligrosos que son los mecanismos de la difamación y del chantaje”.
Es verdad que el poder político intenta siempre condicionar a los medios de comunicación. Obviamente no solo en Italia. La gran anomalía italiana, que constituye un caso único en Europa, es que el principal propietario de las televisiones privadas, accionista mayoritario de uno de los más grandes grupos editoriales de Italia, Mondadori, es al mismo tiempo el jefe del Gobierno y el destacado líder de la mayoría gubernamental, que controla además la televisión pública. Se trata de un gigantesco conflicto de intereses.
Manifestación por la libertad de prensa
Contra esa anomalía y para exigir libertad de prensa se echaron a la calle en Roma, el 3 de octubre, decenas de miles de ciudadanos. Los ataques de Silvio Berlusconi contra los medios críticos fueron rechazados por los manifestantes al grito de “somos todos farabutti (canallas)”, calificativo que emplea habitualmente Berlusconi contra los periodistas.
La manifestación fue un éxito, pero la RAI volvió a dar la nota. El director del telediario del primer canal, Augusto Minzolini, nombrado a dedo por Berlusconi para ese cargo, apareció en imagen para atacar con un comentario la manifestación y calificar de absurdo el que algunos piensen que está en peligro la libertad de prensa en Italia. La posición de Minzolini fue muy criticada por el centro izquierda, al considerarla incompatible con el servicio público radiotelevisivo. Era una posición sin precedentes, pero acorde con la línea marcada por Berlusconi, que no es otra que la de buscar fieles servidores de sus intereses. Agusto Minzolini había dejado ya muy claro ese sometimiento al poder cuando evitó dar en el telediario noticias sobre el escándalo de Berlusconi con prostitutas. Entonces argumentó que esa información era cotilleo, algo referido a la vida privada del jefe del Gobierno, y que no tenía cabida en un telediario.
Nuevo escándalo sexual

Natali, transexual brasileño
Sin embargo, a finales de octubre saltaba un nuevo escándalo que implicaba también a un político, esta vez del centro izquierda. Y, en esa ocasión, la información que dio el telediario dirigido por Augusto Minzolini, fue abundante y llena de particulares: Piero Marrazo, presidente de la región del Lazio, cuya capital es Roma, fue sorprendido violentamente “in fraganti” por dos carabineros (policía militarizada) en el apartamento de un transexual brasileño, llamado Natali, a comienzos de julio. Para chantajear al político del Partido Democrático, los policías grabaron con el teléfono móvil un video en el que aparece Marrazo en camisa, con imágenes de cocaína en una mesita. Piero Marrazo, según confesó al juez, había concordado con el transexual un pago de 5.000 euros, por la prestación sexual y la cocaína, dinero que se guardaron los carabineros, a los que, además, dió tres cheques por un total de 20.000 euros.

Piero Marrazo, ex presidente de la región del Lazio.
El escándalo adquirió tal dimensión que Marrazo se vió obligado a dimitir a la semana siguiente. Anunció que abandonaba la política, afirmando que se encuentra en “condiciones personales de sufrimiento extremo”.
La consideración importante que cabe hacer es que un político, representante del pueblo, no debe ponerse en condiciones de ser extorsionado o chantajeado. Marrazo cometió un error muy grave y su dimisión era inevitable. Pero eso vale tanto para Marrazo como para Silvio Berlusconi. Es más, la preguntas que muchos italianos se hacen hoy es la siguiente: ¿Es más grave frecuentar un transexual o la corrupción de un testigo y un juez? Berlusconi ha sido declarado “corresponsable de corrupción” de un juez, lo que permitió a su grupo Fininvest hacerse con el control de la editorial Mondadori. En consecuencia, una reciente sentencia ha condenado a Fininvest a pagar 750 millones de euros a Carlo De Benedetti, gran rival de Berlusconi.
El primer ministro ya ha anunciado que no piensa dimitir, si siquiera si es condenado en los juicios que tiene pendiente por corrupción.
La anomalía que vive Italia motiva que se termine por deformar la opinión pública. De ahí que el escritor Claudio Magris, premio Príncipe de Asturias de las Letras, afirmara, en un reciente artículo , que antes en la escuela elemental se enseñaba que no se podían sumar litros a los kilos o metros, cosa que ahora se hace normalmente, en un coro de mentiras y mentirosos. Ahora, en la Italia actual todo se mezcla, todo vale igual, porque se están perdiendo valores. Magris evocaba con nostalgia y amargura la figura de Norberto Bobbio, el gran jurista, filosofo y politólogo italiano, y concluía: “ El maestro laico Bobbio encarna exactamente lo que le falta a Italia cada día de forma más evidente: la capacidad de razonar, de distinguir, premisa fundamental de la honestidad hacia los demás y hacia uno mismo”.
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