El drama, humano antes que político, de Piero Marrazo, ex presidente de la región del Lazio, cuya capital es Roma, está monopolizando la atención de la opinión pública italiana.

Piero Marrazo, ex gobernador del Lazio
Marrazo fue sorprendido violentamente “in fraganti” por dos carabineros (policía militarizada) en el apartamento de un transexual brasileño, llamado Natalie, a comienzos de julio. Para chantajear al político del Partido Democrático, de izquierdas, los policías grabaron con el teléfono móvil un video en el que aparece el ex presidente en camisa y cuidadosamente recogieron imágenes de cocaína en una mesita. El ex gobernador, según confesó al juez, había concordado con el transexual un pago de 5.000 euros, que se guardaron los carabineros, a los que, además, dió tres cheques por un total de 20.000 euros.

Natalie, transexual que acompañaba a Marrazo

Brenda, al que también frecuentaba Marrazo
El escándalo se conoció la semana pasada, tras la detención de cuatro carabineros al descubrirse que pretendían vender el video que habían grabado al ex gobernador.
Marrazo se “autosuspendió” el sábado como gobernador y hoy ha presentado una carta de dimisión y abandono de la política, afirmando que se encuentra en “condiciones personales de sufrimiento extremo”.
El escándalo dará aún mucho que hablar pues hay alrededor misterios e interrogantes. Además, la prensa señala que la zona de transexuales sudamericanos que frecuentaba el ex gobernador era muy concurrida por personajes de la política, el deporte y del espectáculo. La Stampa, por ejemplo, subraya que en ambientes judiciales se habla de otros dos políticos no identificados que habrían sido extorsionados tras mantener encuentros con transexuales. Los cuatro carabineros habrían extorsionado también a un ex piloto de Fórmula Uno, según La Repubblica.
La consideración importante que cabe hacer es que un político, representante del pueblo, no debe ponerse en condiciones de ser extorsionado o chantajeado. Y eso vale tanto para Marrazo como para Silvio Berlusconi.
En esta historia cabe también destacar el coraje de una mujer, la periodista Roberta Serdoz, esposa de Marrazo, que ha confirmado, tras un fin de semana lleno de humillaciones y sufrimientos, que no dejará al marido, porque “nuestra familia –ha dicho- está unida”. El matrimonio tiene una hija de ocho años. Es admirable la actitud de la mujer de Marrazo porque, además, ha continuado con su trabajo en la televisión pública RAI, para dar sentido de normalidad a su vida familiar y evitar ulterior sufrimiento a su hija.

La periodista Roberta Serdoz, mujer de Piero Marrazo
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