
Piero Marrazo, ex presidente de la Región del Lazio
Durante más de dos horas ha declarado ante un magistrado romano Piero Marrazo, el ex presidente de la Región del Lazio, que hace poco más de una semana se vió obligado a dimitir por un escándalo de droga y sexo. Dos carabineros (policía militar) entraron en el apartamento de un transexual con el que estaba en situación íntima el ex presidente Marrazo y le grabaron un video con un teléfono móvil, sometiéndole posteriormente a chantaje.
En las imágenes aparecía sobre una mesa cocaína y 5.000 euros, dinero que Marrazo había pagado al transexual y del que se apoderaron los carabineros, hoy en la cárcel.
Piero Marrazo ha reconocido esta tarde que pagó esa alta cifra porque, además de la prestación sexual, se incluía la droga.
En estos días, junto al escándalo de Marrazo sobrecoge a la opinión pública la muerte de un joven de 31 años, Stefano Cucchi, muerte rodeada de gran misterio.

Stefano Cucchi
La policía lo detuvo porque lo encontraron con 20 gramos de hashish y 2 de cocaína. Después de seis días de calvario entre cárcel y hospital, Stefano murió por los traumas y lesiones que devastaron su cuerpo tras su detención, y la falta de atención médica. «Apaleado y abandonado; ha muerto de hambre y sed», dice la familia. La magistratura ha abierto una investigación.
Parece evidente que a veces la vida de algunos no vale nada cuando se traspasa los muros de una cárcel , de una comisaria o de un hospital. Ahí se reducen sus derechos, o terminan, como es el caso de Stefano Cucchi.

Ilaria Cucchi, la hermana de Stefano
En definitiva, Cucchi, en versión que nadie cree, ha muerto por ¨caerse en las escaleras ¨ de la cárcel donde había sido encerrado por tener unos gramos de droga, la misma cocaína que se ve circular alegremente en las fiestas de los VIP de Roma, Milán o Cerdeña, con acompañamiento además de jóvenes aspirantes a actrices, prostitutas de diverso sexo, menores y truhanes de toda condición y pelaje. Un escándalo.
Después de la piedad negada en la cárcel y hospital, Stefano Cucchi merece, al menos, en un estado de derecho, que se conozca la verdad sobre su muerte.